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Mírame! La atención en la era digital.

Autor revistabudista
Mensajes sin leer

Prefiero saber que no saber. En este preciso instante, si podemos elegir, preferimos saberlo que no saberlo. Aunque no sea una buena noticia, si sabemos que la información está disponible y al alcance de nuestra conciencia, queremos saberlo (¡y queremos saberlo ya!). Saber nos da una sensación de seguridad que baja la ansiedad, como comer nos da una sensación de saciedad que baja el hambre. Saber lo máximo posible, relevante o no. Pero sacia mucho y dura poco.

Uno de los problemas mas serios que se plantean actualmente a la sociedad del mundo moderno es que estamos consumiendo información de la misma manera que el alimento: Mucho, desordenado y de poca calidad. Deberíamos realmente plantear un tiempo para cada cosa, y en cada una buscar aquello que realmente sea mas nutritivo para nuestro cuerpo y mente (y sigo hablando de alimentos o información, indistintamente).

Recordemos lo que ocurría en la época de nuestros abuelos, donde no existían las tiendas de conveniencia, kioscos, máquinas dispensadoras de gaseosas o golosinas, o para el caso, los smartphones, internet o 500 canales al alcance de nuestro control remoto. Había entonces un espacio para cada cosa, simplemente porque la comida (chatarra o no), no  estaba disponible todo el tiempo en cualquier lugar, y la información (chatarra o no), tampoco. La analogía es válida: informarse a las 15:23 de la tarde que tal famoso de turno actor va a tener un hijo (en un fugaz paneo por el portal de noticias de nuestra preferencia), o de que a un «amigo» «le gusta» que una persona que no conocemos subió al Facebook una foto de un cumpleaños al que no nos invitaron, no es muy diferente a cinco minutos mas tarde (y con el smartphone en la mano) compulsivamente abrir un paquete de patatas fritas que con una moneda retiramos de la máquina junto al bebedero de la oficina. Información chatarra. Comida chatarra.

Uno de los problemas mas serios que se plantean actualmente a la sociedad del mundo moderno es que estamos consumiendo información de la misma manera que el alimento: Mucho, desordenado y de poca calidad.

Si nos detenemos a pensar en la cantidad de estímulos que recibimos durante el día, especialmente en el ámbito laboral, vamos a caer en la cuenta que la situación es preocupante. El punto es que la información está allí como aquella famosa bebida Cola: disponible. Somos nosotros que deliberada y compasivamente «necesitamos» consumirla.

Las tres máquinas expendedoras de información mas importantes en el trabajo (y en casa) son el email, los portales de noticias y las redes sociales. De una manera mas sutil pero no menos invasiva, las apps de películas y música. Vivimos enganchados. ¿Abres y lees tu email antes de desayunar? Me hace acordar a un amigo que tenía un paquete de cigarrillos sobre la mesa de luz.

Y así seguimos necesitando saber. ¿Cuántas veces por día miramos nuestra cuenta de Facebook? ¿Cuánto tiempo pasó entre la última vez que revisaste la portada del diario local online? Ya no existe un espacio claro y definido de «desayuno, almuerzo y cena» en lo que respecta a la información. Genera stress el solo pensarlo.

No vamos a rasgarnos las vestiduras tampoco, digamos que no es sólo culpa nuestra. Al igual que con los cigarrillos o comida chatarra, hay toda una industria detrás del crearnos ese «vacío» manipulando la constante sensación de que nos falta saber algo mas, pendientes de saciarnos de calorías informativas. Nosotros mismos impulsamos al de al lado a que responda de inmediato a nuestros estímulos.

Qué importante es no confundir el «saber exactamente todo lo que está pasando en este preciso instante» con el estar «aquí y ahora». Nada mas diferente, porque ese cosquilleo que sentimos permanentemente y que nos lleva a ver los mails cada dos minutos, leer el diario online o chequear Facebook o Twitter nos saca del foco de lo que realmente está pasando frente a nuestras narices y que debería llevarse nuestra total atención.

Seguramente a esta altura todos reconocemos el problema, pero cómo llevamos a cabo una «dieta de información»? Cómo incorporamos data saludable y en tiempos moderados? Algunos puntos a tener en cuenta:

Email:

No chequear el email como primera cosa de la mañana, ni hacerlo como última cosa de la noche.
No tener el email siempre abierto.
Quitar los avisos (gráficos en pantalla y especialmente los sonoros) para la recepción de nuevos emails.
Revisar el email en intervalos regulares y preestablecidos, o cuando realmente exista un espacio concreto. Cuando chequeo mails, chequeo mails.
Tomar acción inmediata cuando le dedicamos un momento a la lectura de emails: Contestar inmediatamente lo que se pueda contestar, borrar de inmediato lo que no sea relevante, catalogar de «pendiente» (en una carpeta a tal fin) si no lo podemos resolver en ese momento y archivar lo que ya no es útil pero puede servir de referencia mas adelante.
La «bandeja de entrada» debería ser eso, un espacio de mails que acaban de llegar. Como cualquier otro espacio a nuestro alrededor, mantener ordenado y siempre vacío (si seguimos al pié de la letra el punto anterior, no es demasiado difícil).

Portales de noticias:

Dedicarle un tiempo concreto a leerlos, como solíamos hacer con el diario de papel.
No tener el portal siempre abierto.
Considerar la regla de oro: Si es realmente importante, seguramente te vas a enterar de todas formas.

Redes Sociales:

Es lo mas difícil, porque en su ADN las redes sociales fueron concebidas para mantenernos pendientes de ellas todo el tiempo posible… el punto es determinar quién maneja a quién de ahora en mas. Lo sé, fácil decirlo.
Como con los mails, no chequear el Facebook, Twitter o lo que nos gobierne como primera cosa de la mañana o última de la noche.
No mantener la red siempre abierta y tentadoramente disponible.
Quitar los avisos (gráficos en pantalla y especialmente los sonoros).
Encontrar dos o tres momentos concretos en el día para, de manera consiente y 100% presente, interactuar (aquí y ahora me meto en Facebook). Nadie nos va a extrañar tanto, no nos preocupemos.

Estar constantemente pendiente de los acontecimientos cibernéticos, del último post, email o «me gusta», realmente nos quita foco y energía terminando finalmente obesos de información irrelevante y sin ánimo de realmente enriquecernos de los datos que sí son importantes. Pero a no hacer una dieta relámpago de esas que no sirven para nada y al mes terminamos consumiendo el triple de Facebook que antes: concentremos el momento de informarnos de manera gradual, comenzando de a poco y haciéndolo medio por medio.

Y ahora, a publicar esta nota en Facebook.

Sozan

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1 comentario

Pino Terapia 08/12/2019 - 01:56

Me gusta aplicar la regla de la «media hora»: No mirar pantallas ni media hora antes de acostarme ni media hora luego de despertarme.

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